Otra pequeña aportación de los sentimientos de nuestros hijos.
EN LOS ZAPATOS DE UN
TDAH.
Esta carta, escrita
desde la visión de un niño, nos transporta directamente a los sentimientos,
dudas y experiencia de tener TDAH.
Ponte en sus zapatos...
Hola!!
Soy un niño o niña con
TDAH y puedo llamarme Pablo, Juan, Ángel, José, Andrea, Luis, Mía. Mi nombre no
tiene importancia.
Soy un niño o niña de
aspecto normal, con una inteligencia normal y, sin embargo, tengo problemas.
Si me permites, quisiera
prestarte mis zapatos para que, por un momento, andes con ellos y sientas lo mismo
que yo siento.
A mis dudas de niño:
quién soy, qué quiero, adonde voy, se une la angustia y el desasosiego de no
entender por qué soy como soy.
He pasado mucho tiempo
pensando (en realidad, me lo han hecho pensar) que soy vago, mala persona,
tonto e incluso cosas peores; creyendo que mis padres no me quieren como a mis
otros hermanos porque soy todas esas cosas y sintiendo que mis profesores me
odian por lo mismo Me pregunto, porqué aun esforzándome, no soy capaz de
conseguir lo mismo que los demás. Sé que no lo parece, pero me esfuerzo, aunque
los resultados no sean muy satisfactorios.
Me siento tan defraudado
que, a veces, incluso he pensado que nada merece la pena. Cuando mis papas en
casa, desesperados porque no soy capaz de acabar las tareas o parece que les
vacilo o tengo todo hecho un desastre, me riñen y me castigan, lloro. Lloro por
mí y lloro por ellos.
Cuando mis profesores,
también desesperados porque no llevo todos los libros, o no copio todos los
deberes o interrumpo la clase, me riñen y me castigan, lloro. Lloro por mí y
lloro por ellos.
Cuando en el parque o en
el patio de la escuela me apartan de los grupos de juegos; cuando no me llevan
de excursión con el resto de mis compañeros; cuando oigo comentarios sobre mí
como si yo no estuviera; cuando los oye mi Mama y miro su cara, lloro.
Así voy creciendo,
dolido por dentro, enfadado con el mundo. Sintiendo la misma decepción, el
mismo hastío y sensación de fracaso que sienten los que me rodean, sintiendo
que no soy nada, que no valgo nada. No me gustó mucho.
Convivir conmigo es
duro. Lo sé porque yo estoy conmigo 24 horas al día, todos los días, sin
comprender por qué soy así y porqué, a veces, hago lo que hago aunque no quiero
hacerlo. Intento disculparme, aunque sin éxito, porque la disculpa acaba en un
llanto incontenible, una rabieta insoportable o unas cuantas frases con poco
sentido.
¡Cuánta soledad!
Sin embargo, no soy
malo, ni tonto, ni vago, ni sinvergüenza. Me han dicho que tengo TDAH y eso me
ayuda a conocerme mejor, a quererme un poquito más, porque ahora sé qué me
pasa. Solo soy diferente, y eso me da esperanzas.
Entiendo que hay
situaciones peores que la mía, que no soy el único que tiene necesidades pero
las tengo y quisiera manifestar mis disculpas y agradecimientos.
Pero antes, quisiera
empezar por pedirles las cosas que creo que necesito.
A mi familia. Que acepte
lo que tengo. Que sean conscientes de que su esfuerzo como papas va a ser mayor
que el de otros papas. Que aprendan qué es el TDAH. Que busquen información y
apoyo. Por favor no entiendan mi trastorno como un salvoconducto para
justificar todas mis actitudes, así no me ayudan.
A mis maestros. Que me
acompañen en la dura tarea de aprender y me la faciliten, porque yo quiero
aprender, solo que a veces no puedo. No les pido que sean blandos, solo les
pido que sean justos con mis características.
A mis padres y maestros.
Que sean un equipo. No se juzguen los unos a los otros y menos en mi presencia.
No me manden mensajes contradictorios porque entonces no sabré cual es el camino.
Al sistema educativo.
Que facilite a mis docentes los recursos necesarios para mi formación y
establezca un protocolo de atención a mis necesidades para que sepan qué y cómo
hacer cuando me encuentren en sus clases. Si no establecen unas pautas comunes,
sea quien sea mi profesor, sea cual sea mi curso, mi vida académica puede
convertirse en una montaña rusa y tendré muchas posibilidades de fracasar.
Al sistema sanitario.
Que sea serio en sus criterios diagnósticos y que no tenga que peregrinar de
consulta en consulta para saber qué me pasa. Que tome conciencia del coste
económico que supone a mi familia la medicación y me facilite una buena
atención psicoterapéutica en la que aprenda a manejar mis rasgos. Yo no quiero
tomar pastillas porque sí. Cuando mi diagnóstico es bueno y claro, se evita que
otros lo cuestionen y nos facilita a todos saber qué podemos hacer.
A la sociedad en
general. Que se informe y se sensibilice. Si me juzgas, si juzgas a mi familia
desde el desconocimiento, nos aíslas. A todos en general. Sólo pido que me den
una oportunidad.
Y ahora las disculpas
Para mis papas y
hermanos por haber sido la causa de tantos quebraderos de cabeza. Ahora sé que
siempre me han querido aunque no he sido un hijo fácil, pero estoy aprendiendo
a serlo. Lo intento con todas mis fuerzas y los quiero mucho.
Para los papas de mis
compañeros, amigos a mi familia en general tíos, primos, hermanos por si algún
día hice algo que les lastimara o dañara perdón de todo corazón porque en
ocasiones no pienso lo que hago y lastimo a los demás con mis corajes, enojos y
mis impulsos.
Para mis maestros por
haberles hecho sentir que los retaba; que los ponía en evidencia delante de
toda la clase. Estoy intentando ser un mejor alumno, lo intento con todas mis
fuerzas y los respeto porque ahora entiendo que de lo que ustedes me enseñen
hoy depende mi mañana. Es posible que siempre no lo consiga pero no dejaré de
intentarlo.
Y mi más sincero
agradecimiento:
A quienes aun no
comprendiéndolo lo intentan y a los que lo intentan y no pueden. A quienes se
esfuerzan por enseñarme en la forma en que yo soy capaz de aprender.
A todos los
investigadores que se preocupan por saber más y mejor qué me pasa.
A las asociaciones que
trabajan en favor de las personas con TDAH. A las instituciones que, a pesar de
la crisis y de los recortes presupuestarios, guardan un poquito para mí.
A todos aquellos que aún
dudan de mí trastorno, a los que se esconden tras el sistema, a los que me
rechazan porque soy una carga, a los que no me dejan ser su amigo porque soy
molesto. A todos ustedes gracias, porque tengo la esperanza de que su mirada
será más amplia, más comprensiva y a partir de hoy estarán ahí cuando los
necesite...
Millones de gracias a mi
familia y amigos, que han aprendido a enseñarme, corregirme y quererme como
soy. Agradezco su presencia, que hayan escuchado mis palabras, y me hayan
permitido mostrarme por dentro.
Hoy son muchas personas
que me ayudan a superar mi TDAH, están conmigo y me alegro de su compañía,
porque hoy, con ustedes, me siento menos solo.
Y ahora, por favor,
devuélveme mis zapatos.